CUENTOS DE TERROR

Un cuento de terror es toda aquella composición literaria breve, de corte fantástico, cuyo principal objetivo parece ser provocar el escalofrío, la inquietud o el desasosiego en el lector, objetivo que no excluye en el autor otras pretensiones artísticas y literarias.

ORIGEN

Este tipo de historias o leyendas se alimenta primordialmente de los diversos miedos "naturales" del hombre [la muerte, las enfermedades, epidemias, crímenes, desgracias, etc.]. Ha sido una de las primeras formas culturales de la humanidad, tan antigua como la magia y la religión, de las cuales obviamente se nutre. Dioses y demonios, los buenos y malos espíritus, los monstruos, los leviatanes, los magos y adivinos han asustado al hombre a lo largo de toda la Antigüedad. 

En el cuento de miedo popular habla del Mal, buscando atemorizar con él a la gente común con el objetivo de exorcizarlo, o quizá también por advertir de sus peligros. En la Edad Media las crónicas oficiales versan sobre ogros, aparecidos, brujas, duendes, vampiros, hombres lobo y otros seres malditos. En todos los países se ha asustado siempre a los niños con los demonios indígenas respectivos, y más en concreto en los de habla hispana, con las distintas variantes de El Coco [hombre de la bolsa]. Las antiguas herejías, la larga tradición de la alquimia, las ciencias ocultas y las sectas prohibidas, inspiraron igualmente multitud de fábulas y narraciones orales y escritas, largas y cortas, deformadas en infinitas versiones, y dirigidas a un público en el que no se diferenciaban las edades. 

En el terreno literario, hoy en día se trata al terror con una cierta distancia, sin duda despectiva, como literatura vulgar, éste fenómeno se debe a las connotaciones negativas adquiridas por el contacto, en los últimos años, con cierto tipo de cine y otras manifestaciones audiovisuales de baja calidad y peor gusto como lo es el subgénero del terror denominado gore

TÉCNICAS Y COMPONENTES

El cuento de terror literario trata de hacerse eco de esos espantos que nos persiguen y agobian a través de las pesadillas. Un cuento de terror no supone, en realidad, más que un intento de recrear con fines catárticos tales mundos aunque acatando siempre unas determinadas reglas solo con una salvedad: llegado el final no existe el recurso de despertarse porque los hechos son presentados como verdaderos. Como producto artístico, el cuento de miedo tiene una normativa procedimental característica. El escritor argentino Adolfo Bioy Casares, en el prólogo a la "Antología de la literatura fantástica" menciona tres elementos o exigencias fundamentales que se admiten comúnmente como requisitos a cumplir en estas historias. 

1. ATMÓSFERA. Cuidado muy especial en el diseño del clima o "atmósfera" que rodea los siniestros acontecimientos. 

2. GRADACIÓN DE EFECTOS. La estructura secuencial de la historia, de manera que contribuya en todo lo posible a la verosimilitud; lo que se pretende suscitar en el lector es el miedo, y está de sobra demostrado que a tal efecto prima una mecánica lenta y gradual. 

3. MAL. Todo cuento de terror resulta en un pequeño tratado sobre el Mal en alguno de sus infinitos rostros y formas, por lo que, en principio, conviene obviar toda otra consideración, moralista o sensible, a la hora de abordar su ejecución o su lectura. 

Bioy Casares, aunque refiriéndose a la literatura fantástica, añade otro factor de obviedad fundamental: 

4. SORPRESA. Los auténticos cuentos macabros cuentan con algo más que un misterioso asesino, unos huesos ensangrentados o unos espectros agitando sus cadenas, debe respirarse en ellos una determinada atmósfera de expectación e inexplicable temor ante lo desconocido; ha de estar presente la derrota de las leyes desde siempre vigentes de la Naturaleza que representan nuestra única salvaguardia contra lo desconocido. Por tanto, es imprescindible que se insinúe la existencia de leyes y dimensiones que no podemos ni intentar comprender. 

PRECURSORES

Entre los primeros cuentistas del género encontramos al alemán Hoffmann, al estadounidense Henry James y al romántico español Bécquer; luego a partir de los años 70 del siglo XX el terror literario registra una acusada tendencia a la novela larga en detrimento del cuento. La influencia de la literatura fantástica se observa muy señaladamente en la obra de los argentinos Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares, a partir de las primeras décadas del siglo XX. Por tal motivo, en la obra de Borges y Bioy se rinde culto a los por ellos considerados maestros de la narrativa breve del terror: Edgar Allan Poe y H.P. Lovecraft. De habla hispana, cabe mencionar como auténticos especialistas en el cuento de miedo, a dos continuadores de Edgar Allan Poe en castellano como el uruguayo Horacio Quiroga (1878-1937) y el argentino Julio Cortázar (1914-1984).

Poe y Lovecraft
Poe y Lovecraft


H. P. Lovecraft (1890-1937), norteamericano de Providence, es reconocido por la crítica, junto a Poe, como el máximo exponente del cuento de terror. Su aportación más importante fue el llamado "cuento materialista de terror". Mezclando el espanto con la ciencia-ficción, se trata de una narración de horror cósmico que propone una nueva mitología plena de escalofriantes dioses y monstruosidades arquetípicos; se ha dicho que se trata de la última mitología que ha conocido Occidente: los Mitos de Cthulhu. Devoto de Poe, sus otras fuentes conocidas son el fantástico y enigmático mundo de los sueños, la historia y el paisaje de Nueva Inglaterra, su tierra. Pese a sus hábitos y naturaleza taciturna, Lovecraft conoció en vida una nutrida camarilla de imitadores y seguidores que formaron con él el llamado Círculo de Lovecraft.

Poe y Lovecraft
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Poe y Lovecraft versión Simpson, 2015
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El corazón delator, Poe
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La máscara de la muerte roja, Poe
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Edgar Allan Poe / Romanticismo / Prof. Patricia Covas
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